viernes, 8 de julio de 2011

07-07-2011

... IRÉ

…viéndolo ellos se elevó y una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras estaban mirando al cielo, fija la vista en él, que se iba, dos varones con hábitos blancos, se le pusieron delante, y les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Este Jesús que ha sido llevado ante vosotros al cielo, vendrá así como le habéis visto ir al cielo (Hch 1,11).

Anoche tuve un sueño revelador. Soñé que me encontraba en un lugar paradisíaco, donde la vegetación era inexpugnable, donde la suave brisa del mar endulzaba la respiración e hidrataba los pulmones, donde cada grano de tierra gritaba con fuerza y al unísono diciendo:

— ¡Venid, Venid, yo soy el futuro!

Me encontraba paseando por la playa con mi mujer agarraditos de la mano, cuando de repente vimos en el cielo una singular nave espacial que aterrizaba con toda precisión en un parque natural no muy lejos de donde nos encontrábamos.

— ¿Vamos? —Le pregunté—.

— Por supuesto, ¡Vamos! —Me contestó—.

Corrimos, corrimos y corrimos hasta llegar el lugar del aterrizaje, con la gran sorpresa de que el mismo estaba lleno de gente de diferentes nacionalidades, todos nerviosos y alterados.

— Estos italianos, Americanos, Ingleses, no han podido ver aterrizar el platillo desde su país y venir al mismo tiempo que nosotros. ¿Verdad? —Le pregunté todo nervioso a mi mujer—.

— Nooo. Es una cita, ¿No te das cuenta? Lo saben desde hace tiempo. Tranquilízate —Me dijo—.


No sé qué me pasaba, no podía tranquilizarme, con diferencia era el más nervioso de todos los que se encontraban allí, y con esto no quiero decir que los demás estuvieran como malvas.

Nos encontrábamos a 10 metros de la nave extraterrestre, nadie se atrevía a acercarse más. Un color rojo apagado y una suave niebla lo invadían todo.

Entre nosotros, no hablábamos, se podría decir que gritábamos, buscando explicación lógica al acontecimiento que estábamos viviendo. Sin saber por qué, de golpe se hizo un silencio.

Una figura humana de al menos dos metros y medio largos salió de la nave, con paso grande y decidido se dirigió a nosotros parándose a un metro de distancia.

Con mirada fija y poderosa, empezó a decir los nombres de cada uno de los presentes.

— ¡Pepíto! — Le dijo al primero empezando por su izquierda, (aunque como soy disléxico podría ser el primero de su derecha). Justo después de decirle el nombre “Pepito” el italiano, se quedó inmóvil, en shock, con las pupilas fijas y dilatadas.

— ¡Juanito! — Siguió con el segundo, ocurriéndole lo mismo al pobre Juanito. Ni siquiera se le movía la caja torácica para respirar.

Me empecé a poner nervioso, y armándome de valor me dirigí al extraterrestre gritándole que me explicara cómo era capaz de saber sus nombres, cuando yo llevaba allí más de diez minutos y no los sabía.

Sin escucharme el extraterrestre siguió nombrando a todos los que allí se encontraban:

— ¡Margarita, Carmen, Andrés! Y todos con la misma reacción.

¡Madre de Dios!, pensé. Este extraterrestre no sabe los nombres, se los está inventando, pues ha llamado a mi mujer Andrés y ella se ha quedado petrificada también. Virgen santa de esta no salimos.

Empecé a ponerme aún más nervioso si es que eso era posible. Gritaba, pataleaba, miraba con ojeriza al extraterrestre.

— ¡Moveos, moveos! ¡Vámonos de aquí! Les repetía a mis compañeros. Creo que todo ese escándalo lo hacía por pánico, pues me estaba quedando sólo en estado de consciencia.

Cuando me vi acorralado, sólo y sin armas para defenderme, me callé. Fue entonces cuando el extraterrestre con ojos de poder (o cabreo), se dirigió hacia mí y me dijo:

  ¡Lucas!  — Arrojándome  a  los  pies,  un  manojo  de  pergaminos  cuya  escritura  encriptada  no  me permitía entender nada.

Por supuesto, yo también me quedé tieso. Fue entonces cuando el extraterrestre empezó a decir unas cuantas frases seguidas:

— Soy Osiris, al que más tarde llamasteis Jesucristo. El 7, del 7, a las 7, (Entendí del 2011) bajaré a esta base intra-terrestre para empezar mi labor. Nacerá entonces una niña cuyo poder de transformar la materia hará entender a la humanidad de que estáis hechos. Será capaz de materializarse y desmaterializarse a placer y con ella empezará un nuevo ciclo en la evolución de la humanidad. La mitad de su genética es humana y la otra mitad divina.

Este maravilloso ser, alto, delgado, dorado y con una expresión de fuerza y poder absoluto dijo a continuación:


  Nosotros  necesitamos  el  “7”  como  una  “Stargate“,  para  acceder  a  vuestro  planeta.  Es  la  única manera de romper vuestro círculo planetario.

En la misma medida vi en mi mente como el relato  de  Isis,  recogiendo  los  pedazos  de Osiris hasta encontrar su falo, por el que fue concebido Horus, hacía alusión a la preservación del semen de Osiris para después hacer concebir en la Virgen María al propio Jesús el Cristo. Hecho este, recogido a su vez por diversas tradiciones esotéricas.

Y en mi mente se dibujó la explicación, aparentemente hermética, a la que el ser se refería. Pues si dividimos 360 grados de un círculo entre 7, da un número infinito, capaz de proyectarnos al exterior. Mientras que dividiendo los grados del círculo entre los números naturales da un número finito.

Tras acabar el discurso del extraterrestre, me desperté.  Llegaba  otra  vez  tarde  al  trabajo. Ese día con el corazón encogido tras sentir
que me habían echado una bronca por amotinador y alborotador.

Ni que decir tiene que estuve en el trabajo todo el día más suave que un guante por la regañina. En cuanto pude se lo conté a mi mujer.
— ¡Andrés!, digo… ¡Cariño!, se dónde y cuándo va a haber un contacto. ¿Te apetecería ir?

— ¡Por supuesto! Me contesto.

Es ahora cuando viene la pregunta al lector:

— ¿Iré o no iré?

Puessss, he estado mirando el sitio y la verdad que no está lejos de casa, tal vez a 20 minutos como mucho. Pero el día de la semana cae en jueves y no me pilla muy bien, por eso de que hay que ir a trabajar y luego está lo de la hora, a las 7 todavía no han puesto ni las calles.

Creo que no. Dialogándolo con mi mujer hemos decidido quedarnos durmiendo para recuperar horas de sueño atrasadas que tenemos desde hace 5 años.

Ahora sin bromas. No sé si vamos o no vamos a ir, el hecho es que por pura experiencia sabemos que cuando los extraterrestres te quieren decir o hacer algo, no te citan.

Te  esperan  a  que  llegues  a  tu  casa  y  te  los  encuentras  en  la  cocina  preparándote  la  cena,  o  te secuestran en el recorrido de tu casa al trabajo simplemente haciéndote perder unos segundos en tiempo terrestre. Por lo que asistir a alertas ovnis, contactos con previa cita o algo parecido no tiene lógica, pues las entidades superiores tienen tecnología como para no tener que jugar con nosotros al escondite.

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