viernes, 16 de noviembre de 2012


MUJERES JIRAFA Y LA HERENCIA DE LOS DIOSES

En una región remota de Thailandia, nos encontramos con una ancestral tradición de las “mujeres jirafa”, mujeres que siguiendo su ancestro cultural ponen sucesivamente anillos en el cuello desde su nacimiento hasta alcanzar su edad adulta. Esta brutal práctica, no hace más elevado el cuello de las mujeres, sino que por el contrario es el peso de la chatarra metálica la que aplasta los hombros, la clavícula y la parrilla costal generan graves sufrimientos a las mismas. Por otra parte, quitarse los anillos cuando ya han pasado los años, no es viable, puesto que su cuello no tiene la suficiente fuerza para mantenerse rígido y sus discos y vértebras han perdido su posición inicial con una fuerte rectificación de su curvatura.
¿Por qué hacen esto?, ¿Qué condicionamientos sociales, pueden hacer que seres humanos se auto-agredan tan gravemente?... Pues esta tradición viene de hace miles de años: Los antiguos ancestros de esta raza vieron como venían del cielo seres extraterrestres a los que consideraron dioses benefactores. Estos ET. Venían con una peculiaridad que llamó la atención de aquellos aborígenes. Se trataba de unas placas metálicas que los ET tenían alrededor de su cuello. Era una gargantilla metálica y brillante que llamó mucho la atención de los nativos. Estos viajeros del espacio llevaban también un casco protector. Al parecer esta indumentaria no era caprichosa ni obedecía a las modas, sino que era una protección específica ante la fuerte radiación solar que hace miles de años invadió nuestro planeta en forma de tormentas solares de gran magnitud.
Los ET que nos visitaban conocían perfectamente que las radiaciones solares afectan en mayor medida y prioritariamente a la tiroides, generando cáncer, nódulos malignos y afecciones graves de garganta. Con menos incidencia la radiación solar también afecta al cerebro, aunque en este caso la conformación ósea del cráneo da más protección que en el caso de la tiroides.
Estos seres sabían que la luz genera vida, pero por supuesto genera cambios genéticos y alteraciones graves a los organismos vivos que dependen prioritariamente del Sol para la vida. Estamos ahora mismo en una disposición astronómica que nos acercan al Centro Galáctico y que esta alineación se da cada 12.500 años, por lo que podemos deducir que fue hace esos años, que los dioses se dejaron ver por Thailandia.
Esto es lo que soñé, pero el sueño en sí, me advertía de la peligrosidad que implica tomar el Sol, sin protección en este tiempo. Cuanto más nos acerquemos a Diciembre del 2012, la alineación es más perfecta y las tormentas solares pueden ser peligrosísimas. Hay que tener precaución y sobre todo no ponerse a tomar el Sol en la playa después de las 11 Am, pues las consecuencias pueden ser gravisimas.
Este sueño me remitió mentalmente a todas aquellas barbaridades que el ser humano practica aún en día en nombre de Dios, de sus tradiciones y de su cultura: El practicar la oblación del clítoris femenino. El Darse latigazos en las procesiones en nombre de Dios. El golpearse el pecho o el rostro en forma de arrepentimiento por los pecados humanos. El reducir los pies de las orientales hasta mutilarlos, la circuncisión, etc, etc,   todas estas barbaridades ni nos acercan a Dios ni nos da ninguna compensación psicológica o emocional, sino dolor, mutilaciones e ignorancia. Lo curioso es que cuanto más avanzamos en el tiempo, repetimos los mismos errores. Ahora nos ponemos  pearsing en la lengua o en otras partes sensibles del cuerpo. O nos tatuamos salvájemente para parecer  ”pavos reales”  haciendo el baile ritual para atrapar al macho o a la hembra de turno.
Cada noche me acuesto, pensando cómo podría mejorar  la recesión humanitaria que tenemos. La realidad es que el ser humano ha perdido sus valores, su moral, sus principios, su humanidad. Somos el resultado de nuestra genética y de nuestro entorno, nuestras células y comportamiento vienen dados por el hábitat en el que vivimos. El hábitat está cambiando y con él todas las especies del planeta incluso el hombre. Las radiaciones solares no solo nos afectan en la piel sino a los órganos que secretan hormonas. Son las hormonas las que más y mejor reciben estas alteraciones, produciendo a su vez en la psique humana, alteraciones del comportamiento, depresión, tensión psicológica, y enfrentamientos.
¿Qué podemos hacer?
Evitar el sol a partir de las 11Am, intentar comer los más sano posible evitando lo más posible las carnes, azucares, lácteos y derivados , hacer ejercicio una hora todos los días, tomar selenio o beta caróteno  que aumenta nuestra resistencia a los rayos solares e intentar proteger nuestra cabeza con un gorro y nuestra tiroides lo más posible del sol. La comida que procede de los animales está afectado hormonalmente,  como en el caso de los humanos, por lo que es conveniente no tomar productos cárnicos. Mientras que las plantas no están afectadas hormonalmente, pues no tienen glándulas (hígado, tiroides, gónadas..)
www.heliocentro.org

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