jueves, 2 de mayo de 2013

EL JUICIO FINAL

Mientras desembarcaba me daba cuenta del gran peligro que corría. El aeropuerto, al ser un día festivo, estaba lleno de astrales (muertos) a la caza de la mejor presa.
Vamos a hacer un paréntesis  en el relato para que el lector se sitúe. Existen dos planos:
-         1º -En el que viven todos aquellos seres que se alimentan del prana solar, al cual nosotros los llamamos vivos (animales, plantas, humanos, insectos, minerales…)
-         2º - Aquel en el cual los seres que lo habitan se alimentan de la energía que tienen los seres que se alimentan del prana, es decir del primer plano, a este plano le llamamos: el bajo astral en el cual moran entre otros, algunos humanos, que mientras estuvieron vivos su  comportamiento era dudoso tirando a  oscuro
Parece un poco lioso pero la realidad es que toda forma de vida necesita alimentarse para seguir existiendo.
Volviendo al relato, el aeropuerto estaba lleno de entidades que sabiendo que necesitan comer utilizan el momento en el cual nuestras defensas están bajas como al final de un vuelo o de unas vacaciones agotadoras para alimentarse.
Y así pasó, intente no mirar, bajé la cabeza tratando de esconderla como el avestruz. Cerré mis oídos a cualquier sonido y anduve lo más rápido posible para estar poco tiempo en la línea de fuego. Pero fracasé, me vieron y me cogieron.
Un  muerto, desencarnado, fantasma o como se quiera llamarle, se incorporó en mi aura y empezó a alimentarse de ella. Mientras conducía intenté distraerme con la emisora de radio pensando que lo que me estaba pasando no era real, que mi cerebro al estar cansado me estaba jugando visiones traicioneras. Pero en la medida que pasaba en tiempo me sentía más y más cansado, hasta que por fin llegué a casa.
-         En cuanto me duche, cené, tomé equinacea para subir las defensas ¡y seguramente en el sueño se  me quitará toda esta estupidez!  - pensé.
Cuan incautos somos los humanos pensando que los problemas desaparecen por si mismos sin tener que enfrentarnos a ellos, ¿verdad?
El sueño de aquella noche empezó con un niño joven, de probablemente 8 o 9 años, se acercó y me dijo:
-         ¡Ya no quiero jugar más!  Mi hermano no me deja marcharme de este plano. Y yo deseo no estar aquí con él.
Esta argumentación y esta queja la repetía constantemente durante toda la noche. Hasta que al final apareció su hermano.
¡No me lo podía creer! El muerto que me llevé del aeropuerto era el hermano del pequeñín.
Al parecer su hermano, había vivido su vida de una manera terrible, pues era un asesino que en su estancia en el primer plano (cuando estaba vivo) se había drogado y había tenido una existencia desordenada y viciosa.
Una vez fallecido, se había quedado en un plano intermedio entre la vida física y el proceso de retorno a la siguiente reencarnación. Este plano intermedio está repleto de millones de seres fallecidos que no quieren reencarnar pues saben que la siguiente vida, por la Ley causa-efecto, será dolorosa.  Y este plano intermedio les permite dilatar el tiempo lo más posible.
Casi todos los muertos que se asoman a nuestras vidas en forma más o menos conscientes permanecen en ese plano. Mientras que las personas que han realizado una vida más o menos ordenada y positiva una vez que fallecen tienen la imperiosa necesidad de reencarnar para aprender.   El joven niño de mis sueños, estaba atrapado temporalmente por su hermano mayor, que no deseaba estar sólo.
Dentro del mismo sueño el hermano mayor de vida tan disoluta y que seguía alimentándose de la poca energía que me quedaba, me habló diciéndome:
-         Nos queda poco de estar en este plano, pues las trompetas han sonado y llega el juicio final al que se refiere la doctrina cristiana.
Yo le pregunté sobre estos extremos, pues entendía que según la fé cristiana, los seres fallecidos se levantarán con sus antiguos cuerpos al final de los tiempo para ser juzgados por Dios, según hayan sido sus acciones, yendo unos al cielo y otros al infierno. Entiendo que todo esto debe ser simbólico, pero al anunciármelo este ser hambriento, me entró la duda. El fallecido me lo explicó:
-         En este plano de soledad y de tristeza han comenzado a sonar las trompetas a las que se refiere el libro del Apocalipsis, y que de niño yo estudié en la Biblia. No es que sean trompetas literalmente hablando, sino un persistente sonido que penetra en nuestro espíritu y resulta desagradable y desintegrador. Se oye en todas partes y cada vez suena con más fuerza.
-         Falta poco para que todos los que vivimos en este plano intermedio tengamos que abandonarlo para ir al otro plano donde debemos asumir nuestros errores y reencarnar.  Las condiciones astrales de la Tierra en breve no admitirán este plano, pues subirá la evolución y la vibración terrestre y todos los “muertos” que están ahora subsistiendo en este plano deberán enfrentarse a ese “Juicio Final”  del que hablaba la Biblia. No  es cierto que tomemos nuestro cuerpo físico, pues esto es imposible, sino que debemos tomar nuestro cuerpo astral, que tú ves ahora en el sueño y viste en el aeropuerto para afrontar nuestro juicio personal y colectivo. Y es Universal, porque es todo un plano entero el que desaparece de la Tierra, pues como antes dije las condiciones energéticas y vibracionales del planeta ya no admitirán más esta densidad vibratoria en la que vivimos. Millones de muertos desaparecerán tras el respectivo juicio e iremos a un plano más denso fuera del planeta para según sea el programa de cada uno seguir en la rueda de las reencarnaciones.
Esta es esencialmente la experiencia que padecí en esta noche de Abril del año 2013.
Adjunto lo que la Biblia dice al respecto del juicio final:
1 Tes. 4:13-18, VV (1977): “No queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen [“de los muertos”, BJ, EMN, BR; “de los difuntos”, FS, FF], para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto por palabra del Señor: que nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para salir al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.” (Evidentemente algunos miembros de la congregación cristiana de Tesalónica habían muerto. Pablo animó a los sobrevivientes a consolarse unos a otros con la esperanza de la resurrección. Les recordó que Jesús había sido resucitado después de su muerte; así, también, en la venida del Señor, aquellos cristianos fieles que habían muerto serían resucitados para estar con Cristo.)
También Mateo 24:29, 24:31 habla de que previo a la resurrección  de los muertos cristo vendrá precedido del sonido de trompetas.

Curiosamente sobre el tema de las trompetas ya había escrito “El Hum” o “Humming noise “  se viene produciendo desde hace un par de años y mantiene a los astrofísico ocupados en su análisis. Al Parecer este “Hum” se produce por la acción del Sol y el alineamiento planetario con la Galaxía con el sistema electromagnético de nuestro planeta. Y al ser percibido por miles  de personas, todos afirman que se asemeja a una trompeta.
Resulta curioso ver como los seres que escribieron los libros sagrados, narraban un fenómeno sonoro que percibían en sus visiones con el plano comparativo de aquel tiempo, que no era, sino el sonido de las trompetas. Difícilmente ellos hubieran podido hablar de la resonancia sonora que se produce en campo electromagnético terrestre, pues estos conceptos eran impensables hace dos o tres mil años atrás.
Aunque no nos demos cuenta, nuestras acciones y comportamiento nos vienen dadas no solo por nuestra naturaleza de bondad o maldad, sino también por el entorno que nos rodea.
Aunque no lo podamos ver, existe un plano diferente al nuestro con el cual convivimos y nos afecta. Nos enferma, nos enfada, nos impulsa a sacar nuestros instintos más primitivos (vicio, sexo, gula, ambición, mentira….) porque, ese plano invisible, se alimenta de nosotros, de nuestra energía, de nuestros hábitos, de nuestros deseos.
Cuando este plano se acabe y desaparezca, aunque  me imagino que irá para largo, porque aquí en este planeta todos los grandes cambios se miden por eras (2160 años)  el ser humano será mejor, tendremos más salud y no caeremos con tanta facilidad en nuestros vicios y debilidades. Como dicen los Mayas:  entraremos en la Era de las Flores. Evolucionaremos.
Mientras tanto sólo pido una cosa, que creo que fue la misma que pidió Akenatón:
-         ¡Que no me falte el Sol!  mi alimento, mi inspiración y mi consuelo.

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