CIEN POR UNO
La verdad que el título del artículo parece un descuento del
Corte Ingles pero dista mucho de pertenecer a las rebajas. Es una experiencia
paranormal no muy agradable ni para mí ni para el lector pero a cambio muy
educativa y espiritual.
Como todas las mañanas voy a correr una hora y media con mi
perra por un lugar paradisiaco rodeado
de naturaleza, sol y mar.
La perra disfruta cada mañana de esa carrera como si fuera la
última, ya podríamos aprender un poco de esas actitud, ¿verdad?
Cuando llego a casa, me dirijo siempre a la huerta a ver que
encuentro por allí, alguna fresa ya madura, una nueva hoja en los kiwis , que
por cierto tengo que regarlos, una flor en las papayeras , con ese magnífico
olor a vainilla. En fin, me relajo
disfrutando de los olores, sabores y colores que la naturaleza gratuitamente me
da, mientras Ra (mi perra) se dedica a sacarme de quicio intentando jugar a las
mordidas. Intenta morderme donde puede. Como cachorro que es todavía le queda
ese carácter juguetón y divertido.
Pero un día, no me dio tiempo de disfrutar. Nada más poner el
pie en la huerta apareció el Dios Pan ( para los profanos he de decir que es un
centauro cuidador y protector de la naturaleza en nuestro planeta tanto la
flora como la fauna). Tampoco Ra pudo morderme por doquier ese día. Nada más
ver al Dios Pan se quedó en posición de sumisión y postración , no se le movían
ni los pelos por el viento.
-
Yo
antes era tu protector, ¿te acuerdas? - Dijo el ser-
En ese instante aparecieron en mi mente imágenes de cuando
fui mineral, planta, pez, animal y también centauro, el paso intermedio que
todos damos antes de llegar a ser humanos.
-
Si,
si….. Me acuerdo- respondí entusiasmado.
-
CIEN
POR UNO – me dijo – CIEN POR UNO…..
-
Por
cada uno de mis protegidos que toquéis morirán cien de los vuestros.
-
¿Venganza?
– respondí yo-
-
No;
justicia – me dijo - Es la ley de
acción, reacción y también morirán cachorros de tu especie.
La verdad, que no entendía nada, no sabía a que se refería y
menos aún que me quería decir.
-
Cierra
los ojos- Me dijo –
En ese instante apareció en mi mente la mutilación de un
cachorro de perro por parte de un depravado, lo partía con un cuchillo
grandísimo. Los gemidos de dolor del animal me golpearon en el alma con tanta
fuerza que se me saltaron las lágrimas. Justo después vi como el Dios Pan junto
con la karpa (que también es otra entidad que rige la muerte) golpeaban la
tierra con un bastón de mando blanco y hacían salir millones de larvas
hambrientas del subsuelo a la superficie, apoderándose de toda vida humana que
pasase por allí.
Al día siguiente en las noticias pude ver como la policía
científica estaba buscando en el municipio de Breña Alta a un depravado porque
había robado el cachorro de una casa, lo había cortado por la mitad y lo había
vuelto a depositar en dos partes en la casa donde se encontraba la madre del
animal y los dueños de la misma.
Y dos días después pude ver como un avión con 150 personas se
estrellaba en los Alpes franceses. En el avión había niños o cachorros.
¿Coincidencia?
No entiendo el maltrato ni animal, ni hacia la naturaleza y
hacia mis semejantes. Yo tengo un perro y le trato con cariño, afecto y amor.
Eso suscita la envidia de muchos porque su corazón es tan pequeño que no pueden
llegar a sentir la compasión hacia una especie indefensa que depende de
nosotros y que nos recuerda en todo momento lo que fuimos.
Una vez soñé como mis padres genéticos eran de Orión , eran tan evolucionados que para descansar se
apoyaban en una roca y se fusionaban en ella cogiendo toda su fuerza y energía.
Me imagino que para llegar a ese grado de evolución primero tendré que aprender
a cuidar, querer e integrarme con todo ser viviente que me rodea sea de la
especie que sea.
El planeta no es nuestro, somos la especie más joven del mismo.
Nada nos pertenece, no tenemos espacio propio, tenemos que aprender a
compartirlo con todas las especies que
nos rodean con respeto y amor.
Existimos para aprender a cuidarles y poder evolucionar a
planos superiores.
En fin, muchas veces pienso que porque nos han hecho ciegos.
Si la humanidad pudiese ver las diferentes dimensiones aunque solo fuese por un
instante, el ser humano cambiaria a mejor porque se daría cuenta de que sus
actos siempre tienen una consecuencia.
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